Resumen

Las infraestructuras de transporte por carretera son elementos imprescindibles en las redes de transporte de un país, tanto a nivel económico como social, en tanto que permiten el flujo de mercancías y personas por todo el territorio. Ha de tenerse en cuenta, además, los elevados costes de construcción y mantenimiento que suponen, así como su extensa vida útil. Por otro lado, los impactos generados por la carretera son innegables: aproximadamente el 50% de las materias primas extraídas y consumidas en el mundo se destinan al sector de la construcción (BMZ, 2014); en España, en 2014, el 25% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero correspondieron al sector del transporte, de las que el 95% son atribuibles a la carretera (según datos del Ministerio para la Transición Ecológica). Así mismo, se estima que los impactos asociados a eventos climáticos en el transporte por carretera representan entre el 30 y el 50% de los costes de mantenimiento en Europa (CE, 2013). Ante esta situación, el presente artículo pretende enunciar algunas acciones que están en manos de los gestores de las infraestructuras de carreteras para contribuir a la mitigación del cambio climático, así como posibles medidas de adaptación ante los efectos previsibles de dicho cambio. Para ello, se indican algunos de los proyectos en los que el CEDEX está participando, con el objetivo de contribuir a entender y reducir las consecuencias negativas del cambio climático. Aunque, sin duda, hace falta un claro y decidido esfuerzo colectivo para atajar el calentamiento global y limitar sus efectos.