Resumen

La presencia de España en la franja norte del Imperio de Marruecos se consolidó con una encomienda de gestión, emanada del Tratado de Fez de 1912, que se prolongó hasta 1956. La labor colonizadora había comenzado antes, pero fue durante los años de Protectorado cuando se concretaron intervenciones. Además de las de funcionalidad estrictamente militar, conllevaron importantes trabajos en los ámbitos de las obras hidráulicas y portuarias, infraestructuras viales, ferrocarriles, aeropuertos, planes urbanísticos y arquitectura civil y religiosa, desarrollo agropecuario y pesquero y acciones administrativa, educacional, sanitaria y cultural. En este artículo analizamos las actuaciones vinculadas a infraestructuras del transporte y de edificación, situándolas en el espacio geológico que condicionó su planificación y desarrollo. Gran parte de ese legado material ha llegado hasta la actualidad, pero sus señas de identidad originales han sido muchas veces sustituidas. Con nuestro estudio pretendemos visualizar y reivindicar las huellas físicas españolas en el territorio marroquí, para contribuir a difundirlas y a que permanezcan vivas.