Resumen

Desde tiempos inmemoriales, la zona de El Escorial ha sido un sitio privilegiado para los asentamientos humanos, que han erigido desde construcciones megalíticas hasta la denominada “octava maravilla del mundo”, el Real Monasterio del Escorial, este último construido por uno de los reyes más poderosos de la historia: Felipe II. En este artículo se pone de manifiesto la existencia de los restos de un complejo megalítico formado por alineaciones de menhires, que extienden la ubicación de este tipo de construcciones a la península Ibérica. Hasta ahora, sin embargo, tales construcciones solo se encontraban más al norte, empezando por la región francesa de Bretaña.

1. GENERALIDADES

Los monumentos megalíticos, caracterizados por ser construcciones arquitectónicas efectuadas con grandes bloques de piedra apenas devastadas, se desarrollaron desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce, abarcando un periodo que va desde el 5000 al 1300 a.C.

Las principales construcciones efectuadas con megalitos se clasifican en Menhires, Crómlech y Dólmenes.

El menhir es la construcción más simple. Básicamente es una piedra generalmente de forma alargada, parcialmente enterrada para su estabilidad y que normalmente no está tallada, aunque en ocasiones se encuentra grabada. Su altura es muy variable, desde un tamaño que sólo lo distingue de otras piedras por formar parte de alineamientos o crómlech, hasta igualar o incluso superar los 10 metros de altura.

En la figura1 se muestra el “Menhir da Meada”, considerado el más alto de la península con sus 7,15m y 16 toneladas de peso, y que inicialmente presentaba una altura de 7,52m pero que disminuyó a consecuencia de los trabajos de restauración al ser necesario retirar algunos fragmentos degradados.

Figura 1. Menhir de Meada.

Cuando se concentra un número importante de menhires en un mismo espacio se puede hablar de un “ Campo de menhires ”. Si los menhires se distribuyen según un ordenamiento lineal, o ligeramente curvo, a intervalos a lo largo de un eje o varios paralelos se denominan como una “ alineación ”, ya que se entiende que un alineamiento debe constar de un mínimo de tres piedras. Dentro de la alineación de menhires se denomina “ avenida ” si constituyen una tira larga de terreno de lados paralelos, de hasta 30m de ancho, abierta en sus extremos y delimitada por unos bordes formados por alineaciones de piedra.

Los alineamientos pueden tener desde metros a varios kilómetros de largo. La altura de las piedras puede llegar a los 2m, pero lo normal es que tengan 1m y es habitual que en el final de las filas se encuentren los más grandes, así como otros elementos megalíticos. Las piedras se colocan a intervalos, y pueden variar en altura a lo largo de la alineación.

Hasta ahora los alineamientos de piedras descubiertos se encuentran en las Islas Británicas, Escandinavia y norte de Francia, por lo que el campo de menhires de El Escorial implica una singularidad, siendo el primero encontrado en la Península bérica.

De los alineamientos de menhires conocidos, sin duda, los más importantes son los de Carnac, Francia, (figura 2), construidos entre los milenios V y III a.C., al ser el monumento prehistórico más extenso del mundo. Se encuentra formado por los alineamientos de Le Mènec, Kermario, Kerlescan y Petit Mènec.

Figura 2. Alineamiento en Carnac.

El alineamiento de Le Mènec está formado por 1099 menhires formando 11 hileras de 100m de ancho y 1,2km de largo con un crómlech en cada uno de sus extremos. Kermario está formado por 982 menhires distribuidos en 10 hileras de 1,2km de largo. Kerlescan tiene 540 menhires en 13 hileras con un ancho de 139m y 880m de largo dispone de un crómlech y Petit Mènec consta de 100 menhires.

Cuando la alineación de menhires se cierra sobre sí misma en forma de círculo o elipse recibe el nombre de “ crómlech ”. El más popular es el de Stonehenge en Inglaterra, (figura 3), formado por grandes bloques distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas, la exterior de 30m de diámetro, inicialmente adintelada de la que subsisten siete dinteles en su sitio original. La tercera circunferencia contada desde el exterior, también adintelada, tiene forma de herradura. El conjunto se encuentra rodeado de un foso circular de 104m de diámetro, que es la parte más antigua del monumento datada sobre el 3100 a.C. Los anillos internos corresponden a la tercera fase constructiva, entre 2600 y 1600 a.C.

Figura 3. Círculos internos de Stonehenge.

Está demostrado (1), que el conjunto funciona como un calendario astronómico que permite la predicción de eclipses solares y lunares así como que sus elementos están alineados para marcar la salida y la puesta del sol durante los solsticios de invierno y verano.

El crómlech más importante de la península es el de “Los almendros” en Portugal, (figura 4), formado por 95 monolitos, la mayoría son de tamaño pequeño, aunque algunos alcanzan los 3 metros. Consta de dos recintos adyacentes construidos en distintas épocas. El más antiguo es circular, y data de unos 6.000 años a.C. El otro es en forma de elipse esta fechado sobre 5.000 a.C.

Figura 4. Crómlech de “Los Almendros”.

Dentro del recinto elíptico hay una serie de menhires que presentan relieves de figuras geométricas, sobre todo círculos, y también algunas figuras antropomorfas realizadas entre 4.000 y 3.000 años a.C.

Los “Dólmenes” se supone que servían como sepulcros. Son monumentos megalíticos abundantes. Básicamente está formado por dos o más ortostatos, losas de piedra de gran tamaño parcialmente enterradas en posición vertical, sobre las que se apoya horizontalmente una o varias losas de cubierta, de forma que el conjunto constituye una cámara que está rodeado en muchos casos por tierra de sujeción o piedras que cubren en parte las losas verticales, formando una colina artificial o túmulo. Cuando se le añade un pasillo que lo conecta con el exterior se le denomina “ tumba de corredor ”, constituyendo una avenida donde discurriría el cortejo funerario. El “ dolmen de galería ” es similar al de corredor, pero sin distinguirse la división entre el corredor y la cámara. La cubierta de la cámara puede estar construida con grandes losas, mediante una falsa cúpula hecha con lajas de piedra o haber sido excavada en la roca. El dolmen de galería a veces cuenta con pilares,, como en el caso del dolmen de Menga en el complejo de Antequera (figura 5).

Figura 5. Dolmen de Menga.

El dolmen de Menga construido aproximadamente en el 3750-3650 a.C., forma parte del “Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera”, se encuentra próximo a formaciones geológicas tan interesantes como “El Tornillo del Torcal”, (figura 6).

Figura 6. El tornillo del Torcal.

2. ENTORNO MEGALÍTICO

El Campo de menhires de El Escorial considerado ocupa la totalidad del Parque de la Manguilla. Se encuentra limitado al este por diferentes urbanizaciones, al sur por la carretera M-505 y el arroyo del Batán y al norte y el oeste por el ferrocarril Madrid-Irún (figura 7), formando una figura sensiblemente triangular. Su perímetro es aproximadamente de 1400m y ocupa una superficie de alrededor de unas 9,2 hectáreas.

Figura 7. Parque de la Manguilla.

Resulta evidente que la zona megalítica es bastante más amplia, como lo demuestra por ejemplo la existencia de diferentes menhires en el entorno, como los ubicados en la rotonda que conecta las carreteras M-505 y M-600, que dista unos 920m hasta el vértice nororiental del parque, o los que se encuentran en la alineación de la avenida Fresneda o en el Bosque de la Herrería.

La cuenca del Guadarrama, por su situación estratégica entre la de los ríos Tajo y Duero, era indudablemente un lugar propicio para el asentamiento humano, como lo demuestran los numerosos restos del periodo Achelense encontrados en el tramo del río Manzanares denominado "Terrazas del Manzanares”, en el término municipal de Madrid. Constituía una zona privilegiada para la cacería al formar un embudo natural desde El Pardo, y que por su abundancia e importancia podría dar perfectamente nombre a este periodo como “Matritense”, o el yacimiento arqueológico en los márgenes del río Guadarrama con muestras de industria lítica de la cultura pre musteriense del período interglaciar de Riss-Würm, 120.000 años a.C.(2). Sin embargo, hasta ahora solo se ha documentado escasas muestras de construcciones megalíticas entre el 7.000 y 3.000 a.C.: Un primer dolmen de la Comunidad de Madrid en Entretérminos, Collado Villalba, (figura 8), del tipo de cámara y corredor con un diámetro cercano a los 30 metros saqueado a principios de los años treinta y posteriormente destruido durante la guerra civil, 70 años después otra de estas construcciones en el término municipal de El Escorial, el dolmen descubierto en 1997 denominado de “El Rincón” (figura 9) por encontrarse en una finca con este nombre o el crómlech de Mataelpino de 6,6m de diámetro con 8 piedras de 1m de altura alineado con los solsticios de invierno y verano así como los menhires de Cerca de las Hachas, El Tomillar y El Cañal, en Alpedrete, (3), aunque es muy probable la existencia de otras construcciones diseminados por las interminables fincas particulares de El Escorial, Galapagar y en general en la Sierra de Madrid.

Figura 8. Supuesta reconstrucción del Dolmen de Entretérminos.

Figura 9. Dolmen de “El Rincón”.

Esta escasez de megalitos muchas veces se justifica por la construcción del monasterio de El Escorial en el siglo XVI, donde se empleó un gran volumen de piedra que posiblemente limitó la conservación de las principales construcciones de época prehistórica, suponiéndose que gran parte de las lajas de piedra que cubrían estos dólmenes se emplearon en la construcción del monasterio de modo que los ortostatos camerales y los túmulos fueron destruidos para obtener piedras y delimitar fincas.

3. ENTORNO RELIGIOSO

Desde tiempos inmemoriales la zona ha estado influenciada por su carácter místico religioso y transcendente como queda referenciado por su ubicación en el entorno del Monte Abantos, altares vetones, el Monasterio de El Escorial y fenómenos extraños como las apariciones marianas en Prado Nuevo o las misteriosas lluvias de piedras en Galapagar en 1984 recogida por toda la prensa.

El Pico de Abantos es uno de los más elevados de la Sierra de Guadarrama, tiene una altitud de 1753 metros y dista alrededor de 4400m de la parte sur del parque. Recibe su nombre así por la abundancia de alimoches, abantos o buitres egipcios en tiempos de Felipe II, época en la que abundaban los osos pardos y quebrantahuesos sustituidos en la actualidad por buitres leonados. El Monte Abantos ha sido considerado desde la antigüedad como un lugar mágico y objeto de numerosas leyendas y centros de cultos religiosos.

En la falda de sus cercanas elevaciones montañosas de “Las Machotas”, uno de los extremos del llamado “Circo de El Escorial”, se ubica la denominada Silla de Felipe II, o “Canto Gordo”, desde donde la tradición supone que el rey observaba la construcción del Real Monasterio, aunque posiblemente inicialmente se tratase de un nemeton o altar de sacrificios de origen vetón (4) (figura 10), al igual que el denominado “Canto de Castejón”.

Figura 10. “Silla de Felipe II”.

El Real Monasterio de El Escorial se edificó para satisfacer dos finalidades muy concretas: conmemorar la victoria en la batalla de San Quintín frente a los franceses y crear un monumento funerario a la altura de la dinastía de los Habsburgo, figura 11.

Figura 11. Pintura de la época de la construcción.

Los primeros planos del Monasterio del Escorial fueron realizados por Juan Bautista de Toledo y entregados el 30 de noviembre de 1561 a Felipe II, aunque la primera piedra del conjunto no se puso hasta el 23 de abril de 1563 y la de la iglesia el 20 de agosto de ese mismo año. Tras la muerte de Juan Bautista de Toledo continúa la obra Juan de Herrera, que según la documentación coloca la última piedra de la obra el 13 de septiembre de 1584, (5).

Los “tres arquitectos” de la obra, pues no cabe duda que tanto Juan Bautista de Toledo con Juan de Herrera trabajaban bajo las ideas de Felipe II, compartían conocimientos de Alquimia, Astronomía Mística y Teología, como lo demuestra la numerosa colección de libros de estas disciplinas que acumulaban en sus respectivas bibliotecas, plasmaron su conocimiento en una planta universal del edificio en los órdenes alquímico, planetario y cósmico, (6), cohabitando con la influencia de la Inquisición, (7). La estructura es típicamente renacentista, según los criterios racionalistas de la época, pero basada en el mítico Templo de Salomón.

Los motivos por los que Felipe II eligió para construir su gran proyecto en este lugar posiblemente fueran, entre otros, su climatología, veranos frescos, cercanía a los materiales necesarios para la edificación, caza muy abundante en la zona, riqueza de las aguas y la pureza del aire, aunque algunos historiadores han indicado una posible causa de índole esotérica, dado que según una leyenda medieval Lucifer vivió en una cueva situada a los pies del Monte Abanto justo los días entre la expulsión del cielos y su destierro al infierno, comenzando una andadura por toda la tierra donde creó siete puertas para acceder a las tinieblas, encontrándose una de ellas en San Lorenzo de El Escorial, leyenda que seguramente era conocida por Felipe II.

Según el relato del cronista oficial, fray José de Sigüenza, el Rey convocó a una comisión de expertos para decidir el lugar más propicio para la construcción, compuesto por “ filósofos, arquitectos, canteros experimentados y teólogos ”, que tras examinar diferentes lugares como la zona de Guisando, advirtieron al Monarca de las leyendas sobre la supuesta presencia del Diablo en la zona.

El secretario real Pedro del Hoyo, principal responsable directo del interés de Felipe II por la alquimia, se desplazó al lugar para la decisión definitiva el 14 de noviembre de 1561, y de acuerdo a la crónica del padre Sigüenza el grupo de expertos fue asaltado por un fuerte viento, casi huracanado, que “ no les dejaba llegar hasta el sitio y arrancó las bardas de la pared de una viñuela que fueron directos hacia sus rostros ”. Lo que interpretó éste como una respuesta de origen demoniaco con la intención de persuadir al Rey de que situara allí una estructura religiosa, lo que evidentemente no sucedió, aunque dado que las proporciones del Templo de Salomón de acuerdo a la Biblia están diseñados directamente por Dios, parecería adecuada la idea de sellar una puerta del Diablo.

Otra leyenda muy conocida asociada al Monasterio es la de un misterioso perro negro, identificado con el diablo, que acechaba por las noches obstaculizando las obras y que según ésta fue finalmente capturado y ahorcado en una de las torres del Monasterio donde permaneció meses.

Con independencia del posible expolio de monumentos megalíticos comendado, el granito utilizado tanto en el exterior como en su interior provenía de canteras ubicadas en Zarzalejo “a menos de una legua” del Monasterio, (8).

4. GEOLOGÍA DE LA ZONA

El Parque de la Manguilla (figura 12) se asienta en su mayor parte sobre adamelitas biotiticas de grano medio porfíricas del tipo Zarzalejo-Valdemorillo (figura 13) roca ígnea plutónica ácida, que tiene más del 65% total de sílice y más del 20% de cuarzo.

Figura 12. Mapa geológico del Parque de la Manguilla.

Figura 13. Adamelita extraída del corte producido por la explanación realizada en la zona sureste del Parque.

La zona sureste está formada por cantos y arenas pleistocenas mientras que la zona más oriental del Parque de la Herrería está compuesta por cantos y gravas aluviales y la occidental formada por bloques y cantos de granitos y gneises (figura 14).

Figura 14. Mapa geológico extendido del Parque de la Manguilla.

Figura 15. Corte del terreno originado por la explanación realizada en la zona sureste del Parque.

5. EL CAMPO DE MENHIRES EN EL PARQUE DE LA MANGUILLA

La parte analizada del campo de menhires de El Escorial se centra en el denominado Parque de la Manguilla, donde las edificaciones adyacentes y la acción urbanizadora con la creación de un auditorio, una pista para patinar, un parterre y una amplia explanación con una zona deportiva y otra donde se desarrollan festejos taurinos mediante una plaza desmontable, han supuesto un expolio de los megalitos.

Pese al saqueo anterior se pueden contabilizar en la zona 131 menhires que van desde rocas más o menos grandes hasta monolitos de 175cm, abundando los de una altura alrededor de los 100cm.

Se pueden diferenciar cuatro tipos de rocas en su constitución:

  1. Monolitos de granito gris de grano medio, rico en biotita y feldespatos, con ortoclasa y plagioclasa en proporciones parecidas, por lo que se puede hablar de un granito-diorita más propiamente que de un granito. Suelen incorporar moscovita o mica blanca en pequeñas proporciones y presentar diferentes gabarros.
  2. Monolitos de granito de grano grueso más pobres en mica y mayor contenido de moscovita, por lo que se les puede catalogar como granito de dos micas. Son abundantes en feldespato alcalino y cuarzo, con menores proporciones de plagioclasa. Estas variedades de piedra se utilizaron en las obras de fábrica del Monasterio, esta segunda en las fachadas y las primeras en el interior de la Basílica y en los pórticos del Patio de Reyes.
  3. Monolitos de leucogranito de dos micras de grano medio tipo Las Machotas. Roca ígnea granítica, de color claro, casi sin minerales oscuros compuesto principalmente de cuarzo y feldespatos alcalinos de grano grueso y de coloración clara, con concentración variable de biotita que por oxidación de ésta adquiere una tonalidad rojiza (figura 16).
  4. Monolitos de gneis son del tipo ortogneis, es decir, de origen ígneo o magmático y no sedimentario. Abundantes en el macizo metamórfico de Abantos presentan cualidades mecánicas similares a las granitos referidos anteriormente pero no se utilizaron en el Monasterio por sus tonos oscuros y grises aunque hubieran abaratado la obra por su ubicación, lo que viene a justificar se encuentren, aunque generalmente tumbados en el Parque de la Herrería (figura 17).

Figura 16. Leucogranito desprendido de uno de los menhires.

Figura 17. Menhir de gneis tumbado en el Parque de la Herrería.

Las formas de los menhires son de distintas tipologías: estilizados, en laja, alentejada, agarbazada, piramidal, etc. (figura 18), observándose fácilmente su cara de extracción.

Figura 18. Diferentes tipologías en los menhires del Parque de la Manguilla.

Se ha identificado cada menhir mediante una ficha donde se reflejan su número de referencia, foto, coordenadas de posición, alturas tanto topográfica como del menhir, así como su perímetro estimado junto a los comentarios que se ha considerado oportunos indicar (figura 19).

Figura 19. Ficha identificadora tipo de cada menhir.

En la figura 20 se muestra en planta la distribución esquemática de los menhires existentes en el Parque de la Manguilla. Se estima, considerando una densidad parecida a la actual de la alineación de Le Mènec en Carnac, que los menhires desaparecidos por una u otra causa en el Parque sobrepasa los 500, aunque muchos de ellos se encuentran aún en el mismo, bien formando acumulaciones de éstos (figuras 21, 22 y 23) en lindes de caminos, figura 24, o en la salida de la tajea del ferrocarril Madrid-Irún (figura 25). La figura 26 representa la acumulación producida seguramente por la explanación en el terreno donde se desarrollan los festejos taurinos. En la misma figura 20 se indica la posición de las piedras caballeras (figura 27), que recuerdan la formación geológica del Tornillo del Torcal recogido en la figura 6.

Figura 20. Esquema referencial de la distribución de menhires en el Parque de la Manguilla.

Figura 21. Acumulación de menhires en el Parque de la Manguilla.

Figura 22. Acumulación de menhires en el Parque de la Manguilla.

Figura 23. Acumulación de menhires en el Parque de la Manguilla en la zona del parterre.

Figura 24. Acumulación de menhires formando un linde de camino en la zona superior del Auditorio del Parque.

Figura 25. Acumulación de menhires en en la salida de la tajea del ferrocarril Madrid-Irún en el Parque de la Manguilla.

Figura 26. Acumulación de menhires en la explanación sur del Parque de la Manguilla.

Figura 27. Piedras caballeras en el Parque de la Manguilla.

Como se aprecia en las figuras 20, 28 y 29 resulta, en principio, dificultoso establecer la posible dirección de las alineaciones de los menhires del Parque de la Manguilla. Un análisis estadístico de los menhires existentes parece indicar que la dirección más probable de alineamiento llevaría la orientación noroeste-sudeste en consonancia con los caminos del parque que llevan esta dirección (figura 30).

Figura 28. Confluencia de posibles alineaciones en la distribución de menhires del Parque de la Manguilla.

Figura 29. Posible dirección de alineamientos de los menhires del Parque de la Manguilla

Figura 30. Posible dirección de alineamientos de los menhires del Parque de la Manguilla.

6. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ALINEAMIENTOS DE MENHIRES

Es habitual considerar que las alineaciones de menhires señalan un determinado sitio o un fenómeno astronómico, como puede ser la salida y/o puestas de sol en determinadas fechas marcadas como los equinoccios o los solsticios. Sin embargo, para reflejar estos hechos bastaría con tener solamente dos de estos elementos y que la línea que definen contuviera en su paso el sitio o fenómeno a representar. La alineación prevista no representa ninguno de estos fenómenos, como se aprecia, como ejemplo, en la dirección de los rayos solares durante el solsticio de verano en el Parque (figura 31).

Figura 31. Alineación de los rayos solares durante el día del solsticio de verano en el Parque de la Manguilla.

Sin embargo en el Parque existen una serie de menhires inexplicablemente juntos al encontrarse a distancias de centímetros, siendo uno de ellos de granito berroqueño y el otro un leucogranito, que aparentemente marcan una visual uno hacia el Pico de Abantos (figura 32) y el otro alineado hacia una cumbre de las Machotas (figura 33).

Figura 32. Alineación de la visual de los menhires dobles con el pico de Abantos.

Figura 33. Alineación de la visual de los menhires dobles con Las Machotas.

Realmente, dado que las investigaciones sobre los monumentos megalíticos sólo se pueden apoyar en datos arqueológicos y no sobre fuentes escritas, el nivel especulativo sobre éstos es muy alto y muchas veces no refrendado por la lógica. Así inicialmente se pensaba que los monumentos más sencillos eran necesariamente más antiguos y que fueron ganando en complejidad a lo largo del tiempo, mientras que ahora se sabe que no siempre fue así. Por ejemplo en Bretaña se construyeron a partir del V milenio a.C. grandes conjuntos megalíticos, mientras que en el II milenio a.C. se hacían de menor tamaño.

De otro lado resulta evidente que aunque las sociedades neolíticas poseían conocimientos astronómicos vinculados a los ciclos de siembra y recolección, sus construcciones en general distan mucho de lo que se entiende del sentido moderno de observatorio. Salvo excepciones tan sorprendentes como la ya comentada de Stonehenge, el túmulo irlandés de Newgrange, orientado astronómicamente de manera que en la mañana del solsticio de invierno la luz del sol ilumina el suelo de la cámara durante 17 minutos, o el complejo de Callanish (figura 34), donde aunque los desplazamientos sufridos por las piedras a lo largo de los siglos impiden establecer con certeza sus alineamientos, se ha especulado forman un sistema de calendario basado en las fases lunares señalando el punto de ocaso de la luna en el solsticio de verano, por detrás de la montaña denominada Clisham. En todo caso se puede afirmar que prácticamente todos los dólmenes tienen el corredor alineado hacia el solsticio de invierno.

Figura 34. Complejo megalítico de Callanish.

Buscando similitudes con los alineamientos de Carnac, se puede decir que, al igual que sucede en éstos, se desconoce su finalidad, presentan perfectamente diferenciadas sus caras de extracción y de afloramiento pudiéndose distinguir en muchos de ellos sus muescas de extracción, y como se ha comentado, no presentan ninguna orientación relevante con los ejes astronómicos.

Dentro de lo que supone el campo completo de menhires, lo mismo que sucede en Carnac, es previsible que las alineaciones estén condicionadas por la topografía de la zona, de manera que los cambios de orientación obedezcan a sortear elevaciones y cursos de agua, como queda demostrado en el denominado Plano del Dracontium de Carnac de 1832 (figura 35) donde evidentemente ese Dracontium no representa la formalización de una supuesta serpiente creada por los celtas del lugar buscando un efecto positivo de acuerdo a sus creencias, puesto que cuando habitaron el lugar las alineaciones ya se encontraban allí hacia muchos siglos.

Figura 35. Plano del Dracontium de Carnac, abril 1832, de Murray Vicars.

Es de resaltar dentro de las alineaciones del Parque de la Manguilla, además del expolio de menhires anteriormente aludido, la agresión sobre éstos de grafiteros (figura 36) que no sólo se han cebado en algunos menhires, sino que han convertido el Auditorio en una auténtica exposición colorista de un más que dudoso gusto (figura 37).

Figura 36. Menhir con graffiti.

Figura 37. Graffitis en el Auditorio.

7. EXTENSION DEL CAMPO DEL PARQUE DE LA MANGUILLA

Como se ha indicado, los menhires del Parque de la Manguilla constituyen seguramente una parte de un campo originalmente mucho más amplio. Así por ejemplo, en la glorieta ajardinada de confluencia de las carreteras M-505 y M-600 se observa la existencia de bastantes de estas piedras de la que la más significativa es la referenciada en la figura 19.

Igualmente, y en concordancia con lo expresado anteriormente, en paralelo al arroyo del Batán en la Avenida Fresneda entre la citada glorieta y en la que concurren las mismas carreteras con el acceso a la finca de “La Granjilla” se pueden apreciar una alineación de cuatro menhires sobresaliendo uno de 135cm de alto (figura 38).

Figura 38. Menhir externo al Parque de la Manquilla.

Al igual que en Parque de la Manquilla, se pueden apreciar amontonamientos de menhires, así como su empleo para coronar diferentes vallas de piedra (figura 39), que delimitan fincas de la zona, repitiéndose por tanto, los patrones de comportamiento indicados anteriormente, incluyendo cómo se ve en la misma figura la desafortunada actuación de grafiteros.

Figura 39. Empleo de menhires en la coronación de cercos de piedra.

8. RECOMENDACIONES

A la vista de todo lo anterior se hacen evidentes las siguientes recomendaciones a aplicar en el Campo de Menhires de El Escorial.

  1. Poner en valor este patrimonio histórico buscando su protección como Bien de Interés Cultural.
  2. Recuperación de los menhires abandonados integrándoles en un nuevo espacio más o menos cercano donde se pueda crear un centro de interpretación.
  3. Limpieza, protección y conservación de los menhires existentes.

9. CONCLUSIONES

España posee uno de los patrimonios histórico artísticos más importantes del mundo. Sin embargo esta abundancia muchas veces se convierte en abandono e indiferencia de bienes que puede ocasionar su deterioro e incluso su pérdida definitiva.

La zona de El Escorial, por sus condiciones naturales de climatología, abundancia de agua, caza y minerales ha sido desde tiempos inmemoriales un centro de concentración humana, al igual que sucedió con Carnac, por lo que no es de extrañar que en su entorno proliferen monumentos megalíticos muchos de ellos aún desconocidos.

El campo de menhires objeto de este trabajo pone de manifiesto que este tipo de construcciones no es exclusiva del norte de Europa, extendiéndose hasta la Bretaña francesa, sino que tiene su continuación en la Península Ibérica.

10. REFERENCIAS

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